domingo, 20 de abril de 2014
Bueno les dejo un video de youtube que se relacionan con peliculas relacionadas a ala ralidad..
http://www.youtube.com/watch?v=o9g8qQys4no
jueves, 10 de abril de 2014
stabamos todos tomando unas copas en un bar de mi ciudad. Estabamos de risas y bebiendo lo normal, cuando apareció un muchacho moreno, de unos 16 años, como nosotros. Alberto, uno de mis amigos que allí se encontraban, le saludó, puesto que eran amigos. Se sentó con nosotros y hablamos durante unas horas.
Al cabo de unas, más o menos, 3 horas, el tema de conversación pasó a ser historias de miedo, puesto que ya había anochecido y nos encontrabamos ahora en un botellón en un descampado. Nos contabamos historias terroríficas y acabamos realmente asustados. Entonces Safías, el chaval gótico amigo de Pablo, dijo que conocía una forma de ver al Diablo.
Le escuchamos con, la verdad, una atención de cuando te cuentan un chiste. El procedimiento que hay que seguir es el siguiente:(Textualmente)"En Nochebuena, justamente a las 12 de la noche, el Diablo hace la inspección en la Tierra, la única en el año, así que si queremos verle tiene que ser ese mismo día a esa misma hora. Vete al baño, puesto que es el lugar más propicio para realizar el evento, y cierra la puerta.
Enciende 12 velas, al poder ser negras, y situate enfrente del espejo. Cuando quede poco para que sean las 12, cierra los ojos y situate, como dije antes, enfrente del espejo. Mantenlos cerrados hasta que quede solo una campanada de las doce que debe sonar. En ese segundo verás al Diablo en el espejo"Todos nos lo tomamos a broma, pero David, otro amigo con el mayor valor que he visto nunca, dijo que lo haría sin problema.
Estabamos a 20 de Diciembre, así que en cuatro días lo haría, solo pedía que hubiese un testigo, y que sería en su casa. Ese testigo fui yo.24 de Diciembre, las 23:55. Todo preparado y nadie que nos moleste. Entró David solo, yo tengo mucho miedo a esas cosas. Se cerró la puerta y esperé sentado afuera. Las campanadas sonaron, y yo estaba al acecho de que algún ser estuviese espiando para darme un susto, pero no pasó nada. Suspiré, aliviado, y llamé a David.
No contestó. Atemorizado, abrí la puerta de un golpe, y encontré a David en el suelo, agarrandose el corazón. Y en el aire se olía el inconfundible rastro del azufre. Llamé a la ambulancia a toda prisa y como pude, y se lo llevaron al hospital.Le diagnosticaron un infarto al corazón a causa de un sobresalto, una crisis nerviosa.
Yo no pude dormir durante meses, hasta que fui tratado por un psicólogo. Cuando por fin David se recuperó, me dijo a mí sus primeras palabras:"Lo he visto . . . Tengo mucho miedo"Ahora ya he conseguido dormir, pero David no es ya el mismo. Recuperó algo de su vitalidad, pero aún se le nota muy apagado, triste. Dicen que es porque el infarto lo deja a uno mal. No fue eso: fue lo que vió en el espejo. Y estará así hasta que se muera.
EL PASAJERO
En los costados de la ruta se congregaban las tinieblas. Damián conducía su vehículo por esas soledades. Por momentos la luna apartaba las nubes, y gran parte de la desolación del paisaje se mostraba, y las sombras huían hacia los árboles, o quedaban tras rocas inmensas. Pero la luz triunfaba poco tiempo, y las sombras se apresuraban para cubrir todo.
Frente al vehículo se extendía monótonamente la ruta iluminada por los faros, se sucedían carteles indicadores, mojones, y las interminables líneas blancas.
Repentinamente Damián pisó el freno a fondo, se fue hacia adelante bruscamente y casi se golpeó la cabeza con el volante. En esa acción cerró los ojos un instante, y al mirar hacia adelante nuevamente, lo que lo hizo detenerse ya no iba por el costado de la ruta. Había visto caminando por el borde a un niño muy pequeño, a un bebé, pero, ¿dónde estaba ahora? ¿Realmente lo vio? Como iba en su misma dirección no logró ver su rostro, pero con aquel tamaño solo podía ser un niño pequeño.
Damián después pensó que no podía ser, ¿qué iba a estar haciendo un niño solitario en un lugar como aquel? Pero al pensar que por allí podría haber algún auto siniestrado, se bajó con una linterna y comenzó a buscar. Iluminando los pastos buscó largo rato, pero no halló nada.
No quería marcharse, “Y si realmente es un bebé”, pensó, mas al hacerlo surgió la otra posibilidad: “Y si era una aparición o algo peor?”
Volvió a su vehículo y siguió conduciendo. Un poco más adelante creyó escuchar una risita apagada, en el asiento de atrás. Al acomodar el retrovisor le tembló la mano. No logró ver nada, solo el asiento vacío.
Ahora Damián deseaba llegar cuanto antes a algún lugar. Ya pensaba detenerse y esperar el amanecer fuera del auto cuando vio que otro vehículo se le acercaba por detrás.
Por lo menos ahora no estaba del todo solo. Las luces del otro auto inundaban la parte trasera del suyo. Tras unos kilómetros, en una recta el otro se abrió hacia la izquierda, lo iba a sobrepasar. Al pasar frente a él vio que el otro conductor le hacía señas para que bajara la ventanilla. La bajó y el otro le gritó:
- ¡Señor! ¡Su hijo va parado en el asiento de atrás! -y aceleró y lo pasó.
Damián quedó lleno de terror. Había algo detrás de él y no era un niño. Ya no podía conducir así.
Quiso bajarse sin mirar el retrovisor, pero fue inevitable, y allí estaba, un ser pequeño y horrible de cara avejentada y sonrisa maligna.
Salió del auto lo más rápido que pudo. Se mantuvo como a cincuenta metros del auto hasta que amaneció. Con el sol ya pegando fuerte en la ruta se acercó a examinar. Estaba vacío.
Supuso que aquello se había retirado al amanecer.
Cuando finalmente llegó a su casa se acostó a dormir, rendido de sueño. Durmió toda la tarde. Despertó cuando ya estaba de noche. Cuando se encontraba pensando en levantarse para comer algo, de repente escuchó una risita apagada. Su terror fue aún mayor que en la ruta. Mas un instante después se dio cuenta de que venía de afuera. Al escuchar que su vecina llamaba a sus hijos para cenar, suspiró hondo y se sonrió. Seguramente la risa era de uno de los niños de al lado. En el momento no se acordó que dejó su auto afuera, la risa venía de allí. El bebé maligno, con la cara apoyada en la ventanilla, miraba hacia la casa mientras sonreía malignamente.
viernes, 4 de abril de 2014
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